lunes, 12 de agosto de 2013

Vienen los Tretzals

Informe nro. 12-126Estatus: CONFIDENCIAL

Extracto de la bitácora del soldado Carlos Arias.


Santa Elena de Uairén, 23 de julio de 1999


El origen de los Tretzals no está claro, se supone que hayan nacido de alguna parte de la vasta selva del Amazonas en Sudamérica. Pero su propósito sí es evidente, destruir la humanidad.

Tan grandes como robles y con pieles tan duras como las piedras, los Tretzals han conseguido resguardarse en bosques, alejados de la civilización, donde se alimentan de animales y plantaciones enteras... esperando una oportunidad.

Las comunidades más grandes están a las orillas de los ríos de profundidades interminables. Al menos eso dicen los rumores. Nadie ha regresado de esas expediciones sin sentido.

Al menos no hasta ahora.

Hemos encontrado a un hombre, de cabello largo, canoso y de barba poblada. Dice llamarse Tomás Salinas. Le calculamos unos 70 años de edad. Apareció en mi puesto de vigilancia. Venía corriendo desde la selva, como si corriera por su vida. Gritó que llegó la hora.

Los superiores lo mandaron a encerrar por revoltoso. Nadie le ha dado una vuelta por su celda para saber cuál hora nos llegó.

Las tribus indígenas están nerviosas. Algunos curanderos han predicho el fin del mundo para la mañana del 31 de diciembre, que todo terminará con la llegada de los Tretzals.

Muchos compañeros creen que Tomás está loco. Que los curanderos son unos fanfarrones.

Yo me preparo para lo que viene. No sé si he perdido la razón. Por eso decidí desahogarme en estas páginas.

A primera hora buscaré hablar con Tomás Salinas en privado. Si me voy a preparar tengo que hacerlo bien.

Al parecer, vienen los Tretzals.




sábado, 10 de agosto de 2013

La lancha en el lago



Lo que había sido un campo extenso lleno de árboles, arbustos y venados, era en la actualidad un lago que se extendía hasta el horizonte, debido a la construcción de una represa en las afueras de una ciudad minera.

Alrededor de esa masa de agua, empezaron a mudarse pescadores, que pronto aprovecharon los peces que fueron habitando el lago para su bienestar económico. Lo que había empezado por un grupo de trabajadores, se convirtió en una pequeña comunidad.

En medio de ese lago infinito estaba Konrad, de 43 años, de piel blanca, cabello y barba rojiza. Usando lentes para el sol y una gorra azul oscura con las letras NY en el frente.

Konrad estaba acostado en su lancha con la quinta cerveza del día. Vestía una camisa de flores azules y unos pantalones largos color crema.

Al lado, de Konrad, una cava y delante de ella una blusa de colores y un pantalón corto de blue jean, en el suelo de la lancha.

El silencio del lago es interrumpido por el ruido ensordecedor de una lancha que va en dirección a donde está Konrad. Avanza a toda velocidad y con el rotulado de "policía" a su lado.

La lancha de Konrad subió y bajó con las olas producidas por el navío. Al navegante no pareció perturbarle mucho.

A bordo están dos policías. luis García, 39 años, moreno de bigotes, con más peso que el que sus rodillas pudieran aguantar. Viste el uniforme azul de la estrella plateada de plástico en el pecho.

Luis García
Señor Konrad. ¿Cómo esta usted?

Konrad
(levantando su torso)
¡Hola Luis! ¿Cómo te va? ¡Hola para ti también Arnaldo!

El policía que manejaba la lancha saluda en silencio con su mano.

Luis García
¿Está usted bien, señor Konrad? Ya son las 4:00 de la tarde y me dijeron que usted salió temprano en la mañana. ¿Se le acabó la gasolina o algo?

Konrad
No... no... nada de eso. Solo agarrar mucho sol. Eso. Y mucha cerveza también. Míreme, Luis, soy un camarón.



Konrad rió a todo pulmón. Luis García apenas mostró los dientes.

Luis García
Sí, sí, ya veo señor Konrad. Pero ¿Dónde está su amiga?

Konrad
¿Cuál amiga?

Luis García
Carla... Carla González. Sus padres están preocupados, usted sabe como es la gente del pueblo.

Konrad
¡Ah Carlita! (tomó otro trago) pues ella ha saltado al agua, luego se volvió a montar en esta lancha. Le pregunté si le ha gustado el paseo y que si quería hacer el amor. Me dijo que no. Le disparé en la cabeza. Cayó al agua... su cuerpo debe llegar en cualquier momento a la orilla.

Arnaldo saca su pistola. Luis García mantiene la calma, pero tiene su mano en su cinturón.

Luis García
¿Qué?

Konrad ríe. Suelta su lata y la lanza al piso de la lancha.

Konrad
¿Quieren una cerveza, chicos?

Luis García
No... no... no queremos nada ahora. Pero señor Konrad¿Cómo es eso que le disparó a Carla González?

Konrad
Así

Todavía sentado en la lancha, Konrad sacó de la cava dos pistolas plateadas, cuyo brillo cegó a los policías, que reaccionaron tarde ante el ataque del pelirrojo.

En un abrir y cerrar de ojos, Konrad había acertado a la frente de ambos patrulleros. El cuerpo de Arnaldo quedó encima de los controles. Luis García cayó al agua tan pesado como una roca.

Konrad
Es una lástima... Tanto que me gustaba este pueblo.




Fin

jueves, 8 de agosto de 2013

Seis (6)

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La carcajada descontrolada de Robert Hannigan era lo único que sonaba en el porsche de la casa de los morochos. Ya era medianoche y no pasaba un carro, como era costumbre. Las casas aledañas estaban en silencio sepulcral.

Así como Armando, quien resistía el dolor de la bala que le había rozado el hombro. La herida no era profunda, pero ardía. El improvisado torniquete que le aplicó Hermes empezaba a aflojarse. Julia estaba a su lado, temblando, pendiente de Rafaela que parecía desmayarse en cualquier momento a causa de los golpes que le propinó Robert.

Alfonso disimulaba su lucha por quitarse las amarras, pero las grapas de plástico se hacían más fuertes con cada movimiento suyo. Sin embargo, las de las piernas ya habían bajado hasta la altura de sus talones. Estaba cerca de desatarse.

Krystal estaba fría. No sabía que decir ante las últimas palabras de Robert. Armando fue quien rompió las risas del invasor.

Armando
Robert... Robert... ¿De qué carajos hablas? ¿Cómo que Krystal estaba destinada a Alfonso?

Robert cambió la cara. Estaba serio y con la mirada perdida. Apuntó a Armando y se mantuvo en lo más alto de la escalera.

Robert
Vuelve a contradecirme y la próxima vez no fallaré. Te metere un fucking tiro en la cabeza.

Krystal (protegiendo a Armando)
Si quieres matar a alguien. Hazlo. Tendrás más razón de que esté muerta a que yo sea para Alfonso.

Alfonso (sorprendido)
Vaya, disculpa si te ha ofendido con que estemos juntos.

Krystal
No es eso mi amor, pero si eres gay, cosa que no me importa, es obvio que no podemos estar juntos. A mi me falta algo en mi cuerpecito que te gustan de otros cuerpos.

Krystal y Alfonso ríen. Robert los ve moviendo su arma de un lado a otro.

Armando
Sí, aunque con la suerte que ha tenido Krystal con los hombres, sería una raya más para el tigre.

Todos ríen. Incluso Rafaela hace unas carcajadas a pesar del dolor. Robert grita.

Robert
¡Stop, stop, stop! ¡Lo están haciendo otra vez! Estoy aquí enfrente de ustedes, tratando de caerles bien, de ser parte del grupo y ustedes se ríen como sino existiera ¡Me tienen harto!

Armando
Pero ¿Qué pretendes, Robert? Vienes con un arma. Le caes a golpes a Rafaela, drogas a Alfonso y también quieres que te caigamos bien. No te entiendo.

Krystal
Y yo entiendo menos eso de que yo estoy destinada para Alfonso. Me gustaría que te explicaras.

Por primera vez en al noche, Robert se sentó. Su mirada cambió de ira a diversión, como si estuviera hablando de un viaje que hizo a Disney.

Robert
Fíjense, cuando me sentaba a verlos cada noche, empecé a comprender lo que pasaba. Veía los chistes, las reacciones de cada uno de ustedes y ahí se mostró el destino de cada uno de ustedes.

Las risas habían desaparecido. Cada rostro reflejaba tensión. Mientras Alfonso seguía bajando las ataduras de sus piernas, ya estaban a punto de finalizar el talón.

Robert
Lo vi clarito. Krystal... como les adelanté... con su belleza única, su figura perfecta, su rostro hipnotizador, terminará con Alfonso, el más preocupado por su cuerpo. Un hombre que sabe cuidarse a si mismo, sabe como cuidar a una bella dama como Krystal... y está Rafaela, la mujer más fuerte que he conocido, apenas le he dado una docena de golpes y todavía está ahí, parada, resistiendo...

Armando fue detenido por Krystal y Alfonso, quería atacar a Robert, quien colocó su revolver cerca del cráneo del morocho. Hermes y Julia quedaron fríos viendo el arma más cerca, estaba junto frente a sus ojos.

Robert
Armando, please, dejame continuar... (bajó el arma. Armando se echó hacia atrás)... en fin... Rafaela es fuerte, tan fuerte que puede proteger a.. justamente a ti, Armando, que eres tan débil, tan callado, tan parte de la manada.. ustedes serán un matrimonio ideal. Con muchos niños... y por supuesto, quedan los inteligentes del grupo, los cerebros. Sus conversaciones son tan elevadas en el plano intelectual que harán una danza de potencialidades, fórmulas químicas y experimentos biológicos que los hará enamorar. Julia heredará la casa y hará un jardín de especias, con orégano, albahaca, ají picante... beautiful... verá crecer los retoños mientras crece su viente con el primogénito, hijo de Hermes... Es una linda historia...

Hermes no pudo evitar soltar una lágrima. Julia estaba temblando, al igual que Krystal. Armando trataba de entender lo que decía Robert. Rafaela se estaba recuperando y crecía su rabia contra el agresor. Alfonso ya se había liberado las piernas.

Armando (en tono contestatario)
Así que lo tienes todo resuelto, ¿Eh, Robert? Veo que tienes la historia perfecta de nuestras vidas... pero no sabes cuanto estas equivocado. ¿Sabes por qué? Porque no nos conoces. Porque te quedas con la superficialidad de nuestra imagen desde la acera de enfrente, pero te voy a decir algo. Por mucho que quiera a mi Rafaela hermosa, nunca pudiera ser su novio ¿Sabes por qué? Porque los ojos con los que veo a Rafaela son los mismos con los que veo a mi hermana Julia y así veo a Hermes y a Alfonso ¡Como mis hermanos! Pero eso no lo entenderás nunca, Robert, porque tu no tienes amigos para saber lo que se siente.

Rafael volvió a llevar la pistola a la frente de Armando.

Robert
Te advierto que te estás pasando de la raya. Su destino ya está escrito... tu terminarás con Rafaela.

Rafaela (en tono desafiante)
¿Por qué tu lo digas? Estás loco, chico, además, ¿Cómo sabes que no tengo novio yo?

Robert llevó su pistola a Rafaela

Rafaela
¡Porque te olvidaste de mi! Y sí, tengo novio desde hace un año ¿Sabes por qué no lo sabes? Porque no me conoces. Porque no tienes ni idea de lo que hemos pasado juntos Armando y yo. Para tu información, aunque no tengo porque decírtelo, Armando me ayudó a superar mi depresión cuando no fui aceptada en la universidad, cuando estuve desempleada por casi dos años ¿Cómo te quedó el ojo? Resulta que YO soy la débil y Armando es el fuerte.

Rafaela escupió los pies de Robert. 

Robert (con el dedo en el gatillo)
You fucking bitch...

Alfonso saltó con sus manos atadas pero con sus pies liberados hacia el demente, que dejó escapar un tiro que penetró el metal del portón. Armando y Hermes también se abalanzaron sobre el atacante. Alfonso intentaba empujar hacia el piso a Robert con su hombro y lo logró. Al caer, su arma salió volando. Hermes lo tomó por las piernas y Armando le apretó el cuello. Krystal voló hacia adentro de la casa con Rafaela y Julia.



La pelirroja regresó con unas tijeras y cortó la grapa de Alfonso. Mientras los chicos trataban de controlar a Robert, Alfonso entrelazó sus dedos, mostró las palmas al frente, estiró los brazos y pareció sonar cada hueso de sus extremidades. Mostró una sonrisa malvada.

Alfonso
¿Nunca has visto a un gay... molesto?

Alfonso saltó sobre Robert y empezó a molerlo a golpes. El catire apenas podía defenderse con Hermes tomando sus piernas. 

La sirena de la policía sonó. La patrulla había regresado. Andrés salió corriendo hacia la casa, apuntando con su arma.

Andrés
¡Quieto todo el mundo!

Alfonso se quitó de encima de Robert, quien apenas respiraba pero estaba consciente. Hermes se levantó y Julia salió de la casa, con las llaves en mano. Le abrió al oficial, mientras que Krystal y Armando se abrazaban.

Andrés
¿Qué es todo esto?

Julia
Nuestros amigos aparecieron, señor Andrés. Ese muchacho los secuestró y los trajo a la casa.

Andrés (apuntando a Robert)
Ciudadano, levántese.

Alfonso
Creo que no responderá por un buen rato

Andrés
¿Usted le dio esa paliza?

Alfonso
Yo...

Hermes
... yo también le di

Armando
Yo también lo golpeé

Andrés
Bueno, bueno, bueno, digamos que se estaban defendiendo. Carlos, llévate al catire.

El segundo oficial entra a la casa con su arma apuntando a Robert, quien intenta levantarse del jardín de la casa de los padres de los morochos. Como puede lo levanta y con un lento caminar llegan a la camioneta de la policía. Le coloca las esposas y lo mete en la parte de atrás. 

Hermes le entrega la pistola de Robert a Andrés.

Andrés
Vamos a la comisaría para que presenten cargos. ¿Quién va conmigo?

Hermes
Yo. Solo permítame vestirme para la ocasión y voy con usted.

Krystal
Julia, acompáñalo. Yo me llevaré a Alfonso, Rafaela y Armando que necesitan un médico.



Así se separa el grupo. Hermes y Julia van a la comisaria y Krystal se lleva a los lesionados a la clínica que esta a 10 minutos de la casa de los morochos.

Krysal manejaba el malibú y a su lado estaba Armando, quien le agarró la mano. La pelirroja respondió con una sonrisa.

Pasaron dos años en calma...

Krystal estaba vestida con una bata de color turquesa. Sentada en el porsche de la casa de los morochos con sus piernas cruzadas, dejando mostrar sus torneadas piernas. Su barriga era enorme, incluso para su estado, ya tenía ocho meses de embarazo. 

Mientras tomaba té frío, Krystal le sonreía a Armando quien estaba plantando una mata de orégano en el jardín donde había caído Robert aquella noche. El morocho estaba sin franela, el sol le golpeaba sin piedad en su espalda que estaba bañada en sudor.

Finalmente terminó de plantar la planta y se fue al lado de su amada, la abrazó y la besó.

En la acera de enfrente, Hermes tocó la corneta, desde adentro saludaban Alfonso y Rafaela. Julia se despidió de su hermano y su cuñada vistiendo una minifalda y la parte de arriba de un traje de baño.

Julia
Gracias hermanito por plantarme la matica de orégano. Luego siembrame la de romero, por favor. ¡Nos vemos más tarde!

Armando sonríe y entra a la casa.

Armando
Ya vengo, voy a tomar agua.

El carro de Hermes arranca, pasa por al lado de la plaza llena de malezas y monte que estaba frente a la casa de los morochos. Desde ahí, entre los arbustos había una figura humana que casi no se movía.

Krystal trató de fijar su vista en la plaza, creyó haber visto algo moverse ahí. Se levantó y caminó hacia adentró de la casa. Cerró la puerta con seguro.

Fin

viernes, 2 de agosto de 2013

Seis (5)

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El tono de la carcajada rechinó dentro del oído de los muchachos adentro de la casa. En la puerta del cuarto de Julia, los cuatros fijaron las miradas los unos a los otros. Armando todavía tenía su mano en el pomo de la puerta de su hermana, sin saber que hacer exactamente llevó su mirada hacia la sala.

Krystal entró al cuarto de Julia. Los nervios volvieron a ella, temblaba y le agarraba las manos a su amiga. Hermes trataba de secarse la cara lo más pronto posible sin que Armando y Krystal lo vieran. Pero no hacía falta, todos habían puesto sus ojos en el frente de la casa.

La carcajada volvió a sonar.

Armando
Dejé la tarjeta del policía en mis pantalones, voy a buscarlo para...

El morocho fue interrumpido por una voz familiar desde afuera.

Rafaela
¡Muchachos! ¡Abran!

Los cuatro amigos se observaron unos a otros.

Julia
¡Esa es Rafaela!

Armando
Sí... está allá afuera. Mejor vamos... ¡Rápido!

Sin pensar mucho, los cuatro amigos corrieron hacia la sala. Julia abrió la puerta de madera y lo que vieron les dejó paralizados. Hermes abrió la boca y los ojos. Krystal apretó sus labios para no llorar, pero no pudo evitar que le saliera una lágrima. Armando llevaba su mirada de un lado a otro sin decir nada. Julia estaba congelada desde que abrió la puerta.

Rafaela estaba acompañada por un hombre que le llegaba a su hombro. De cabello largo y amarillo, cachetes redondos, pero de contextura delgada, ojos claros y con una sonrisa de oreja a oreja. En su mano izquierda tenía una pistola que apuntaba a la cabeza de Rafaela, quien tenía un ojo morado y salía una línea de sangre desde su nariz.

El desconocido vestía una franela negra y unos pantalones militares oscuros. Sus botas negras apenas se veían detrás del portón.


Desconocido
¿No le van a abrir el portón a su amiga?

Posteriormente soltó otra carcajada. Armando estuvo a punto de volver a entrar a la casa. 


Desconocido
Si alguien se mueve les vuelos los sesos a Rafaela... ¡Ah! Y también tengo a Alfonso. Así que mejor... no inventen. Abranle a su amiga, vale.

Rafaela
¡No le hagan caso a este...!

Rafaela fue interrumpida por un rodillazo del secuestrador directo al estómago. Krystal y Julia pegaron un grito.

Desconocido
Shh.... No hagan bulla... pueden despertar a un vecino (otra vez la risa) ¡Abran!

Los amigos estaban congelados. Nadie parecía entender la situación. El desconocido reviró los ojos y dio las instrucciones desde afuera de la casa.

Desconocido
¿Es qué no entienden lo que les digo? Mira, tu, Armando, abre la bendita puerta de una vez. Los demás, se me van sentando como buenos amiguitos en la escalera. Gracias.

Julia era quien tenía la llave, no podía evitar temblar sin control, su hermano la intentó tranquilizar.

Armando
Tenemos que hacer lo que dice. Dame las llaves, Julia.

Aunque hubiera querido, Julia no podía moverse. Armando se la quitó de sus manos y caminó hacia la puerta. Al abrir el portón, el secuestrador empujó a Rafaela hacia adentro y golpeó a Armando con la pistola. El morocho cayó en la escalera.

Krystal salió de su shock y le reclamó al no invitado.

Krystal (corriendo a agarrar a Rafaela)
Ya abrimos la puerta, vale, no hace falta tanta violencia, vale... mira, te damos las llaves de los carros, lo que quieras, pero deja la golpeadera vale.

Desconocido (gritando)
No. No me digas que hacer, Krystal

Krystal
¿Y cómo sabes nuestros nombres?

Desconocido
Sé mucho de ustedes, mucho más de lo que creen.

Como si fuera un saco de papas, el recién llegado soltó a un inconsciente Alfonso, quien estaba atado de manos y pies, en las escaleras. Justo al lado de Armando que se estaba recuperando, agarró las llaves que estaban en la puerta aún y la metió en su bolsillo derecho. Apuntando, subió las escaleras y llevó a Hermes y a Julia a que acompañaran al grupo.



El desconocido se mantuvo apuntando su pistola desde el porsche de la casa. Viendo a cada uno de los muchachos. Luego llevó su mirada para los lados, hacia la casa y el techo.

Desconocido
Así que... esta es la casa de los morochos. ¡Wow! This is amazing

Rió una vez más. Krystal le limpiaba la sangre a Rafaela con su franela y Armando trataba de acomodar a Alfonso a su lado en la escalera, e intentaba revivir a su amigo, pero sin éxito todavía. Le daba unas pequeñas cachetadas para ver si reaccionaba.

El extraño vio su reloj y comentó.

Desconocido
El grandote despertará en unos... seis minutos... Así que no gastes energía en tratar de revivirlo todavía, Armando.

Armando (hartándose del asunto)
Si me vas a llamar por mi nombre, al menos dime el tuyo

Desconocido
¡Vaya! pero si ahora sí les interesa mi nombre. Después de todos estos años en que me ignoraron, ahora quieres saber quien soy yo, fucking idiot.

Krystal
Respete por favor, aquí nadie se ha metido con usted para que nos tenga así.

Desconocido
Tienes razón, Krystal. Ciertamente ustedes nunca se han metido conmigo, ni siquiera me han hablado, es más pareciera que para ustedes yo no existiría ¡Nadie existe para ustedes!

Krystal
¿De qué habla, señor?

Desconocido
¡De la secundaria! Esa linda fase en la que ustedes vivieron un color de rosa, pero lo mio fue un agujero negro. Hicieron su grupito y me ignoraron, intenté jugar con ustedes y me dejaron por fuera, ni siquiera quisieron escuchar las respuestas en los exámenes que les intenté dar... Not even that!

El silencio se apoderó del lugar una vez más.

Desconocido
¡Ni siquiera tienen idea de lo que les estoy hablando! You idiots!

Armando levantó las manos y habló con un tono conciliador.

Armando
Esta bien, esta bien, somos unos egoístas introvertidos, pero si nos dijeras tu nombre, quizás supiéramos exactamente que hicimos mal.

Desconocido
Está bien... 

El extraño bajó la pistola un segundo y se agarró el cabello con una cola de caballo para que pudieran apreciar mejor su rostro. Su sonrisa ya no parecía malévola sino de orgullo. 

Desconocido
Mi nombre es Robert Harrigan... Estudié con ustedes séptimo y octavo.

Hermes
Claro... yo te recuerdo. Eras bastante callado... y mucho más gordo.

Robert
¡Gracias! Thank you very much, Hermes. Seguro me recuerdas porque hicimos un trabajo de biología en el segundo lapso de octavo grado.

Hermes
Viejo, pero estamos hablando de hace 17 años ¿Cómo pretendes de que me acuerde de algo así?

El desconocido vociferó muchas cosas, la mayoría sin sentido y en inglés. Movió su arma de un lado a otro y se detuvo apuntándole al grupo de amigos. Todos parecían congelados, excepto Alfonso que se movió.

Alfonso
¿Dónde...? ¿Dónde estoy?... (abrió los ojos por completo) ¡Tu! ¡Hijo de puta! ¿Qué nos has hecho? ¿Están bien?

Robert 
¡Y despertó el que me ha cagado los planes! Ladies and gentlemen: Alfonso. El gran amigo de ustedes que ha decidido cagarles la vida. ¡Un aplauso por favor! 

Robert aplaude como si se tratara de una opera. Nadie entiende lo que pasa, Alfonso lucha por quitarse las cuerdas pero es en vano. 

Robert
That's right, my friends. El amigo que tiene un secreto que compartir con ustedes, ese secreto que no les ha contado a ustedes... porque ¿Acaso no se preguntan por qué Alfonso no le habla a su familia? 

Alfonso rompió a llorar. Los demás se quedaron en silencio. Julia intentó acercarse para consolar a su amigo, pero fue detenido por la punta de la pistola de Robert.


Robert
Atrás, Julia... además, no le gustaría que la consolaras tu... quizás sí tu hermano ( y echo a reir)

Alfonso
No tienes ningún derecho a hacer esto, Robert. Déjanos en paz. Si tu problema es conmigo, solucionalo conmigo.

Julia
Y cualquier problema que tengas, Alfonso, tu sabes que no nos echaremos para atrás. Que somos tus amigos.

Krystal
Y sea lo que sea que diga este loco, nosotros te apoyamos a ti.

La carcajada diabólica de Robert interrumpió la conversación, luego recobró su vista hacia el grupo de secuestrados.

Robert
Me van a hacer llorar... Resulta, que su vida perfecta... que este hermoso grupo lleno de armonía, que tenían un futuro brillante... your friend Alfonso, lo arruinó.

Armando
Bueno, ya déjate de pendejadas, Robert, tu no eres nadie para decidir el futuro de nosotros.

Robert
¡Te equivocas! El destino de ustedes ya está escrito. Yo lo he podido leer y cada noche, cada vez que pasaba con mi carro por enfrente de esta casa y los veía desde la calle, disfrutaba de una nueva escena. La primera vez fue hace como cinco años. Yo había vuelto a la ciudad después de haber estado con mi padre en el extranjero. Manejé en mi camioneta y al pasar por esta plaza vi a la derecha y ahí estaban reunidos.

A la primera que reconocí fue a Krystal ¡Más hermosa que nunca! Su cabellera roja me hizo voltear y reconocí al resto. Di como cinco vueltas para verlos bien. Ustedes ni se dieron cuenta.

El terror apareció en la cara de cada uno de los amigos mientras escuchaban el relato de Robert. Alfonso lloraba en silencio. Rafaela apenas podía ver por el ojo que tenía morado. Armando veía hacia todas partes.

Robert
Tampoco se dieron cuenta cuando empecé a venir cada jueves, viernes y sábado y me estacionaba con mi camioneta frente a la casa. En la acera de la plaza. Ahí disfrutaba de cada noche con ustedes... me acuerdo aquella vez que tuvieron que llevarse a Hermes entre dos porque se había rascado. O cuando Rafaela les mojó a todos con la manguera en pleno carnaval... o la vez que Julia preparó un pollo inscrutado en una lata de cerveza en la parrilla del frente de la casa. De verdad que disfruté cada momento con ustedes. Por lo que después de dos años, decidí a que tenía que entrar al grupo. Intentar una vez más que me hablaran, ser parte de su familia. Pero ¿Cómo lo iba a hacer? ¡Ahí fue cuando averigüe la vida de cada uno de ustedes! Los seguí a la universidad, luego a sus trabajos y ahí vi mi oportunidad: Alfonso.

Armando
Todavía no entendemos nada. Al menos ten la decencia de ir al fondo del asunto.

Robert disparó en el hombro a Armando. Krystal saltó desde el lado de Rafaela y agarró a Armando antes de que se cayera. Julia abrazó a su hermano. Hermes se quitó la franela y le hizo un torniquete en el hombro a su amigo.

Robert
El próximo que me interrumpa le metó una bala en la cabeza.

Hermes
¡Estás loco, Robert! Mátanos de una vez si eso es lo que quieres.

Robert
¡No! Quiero ser parte del grupo pero ustedes no me dejan... en fin... empecé a ir al gimnasio donde trabaja Alfonso y empecé a buscarle para que fuera mi instructor. Él me atendió muy bien y me di cuenta de que no me recordaba... en fin... el día en que estábamos entrando en confianza, esperé a que fuera al baño del gimnasio para buscarle conversación... pero ahí estaba...



Alfonso
Por favor... no le digas... 

Robert (ignorando los sollozos de Alfonso)
... con otro hombre... kissing each other! Cayéndose a latas. Besándose sin remordimiento.

Todos fijaron su mirada en Robert, luego en Alfonso.

Krystal
Amigo... ¿Eres gay?

Alfonso
Sí...

Krystal
¿Y por qué no nos habías dicho nada, tonto?

Alfonso
Lo intenté. Pero no quería pasar lo que pasó con mi familia. Ellos... ellos no lo entendieron... pensé que ustedes no lo entenderían y tampoco lo quise averiguar.

Julia
Pero, Alfonso, tu sabes que nosotros te queremos y que te apoyaremos siempre. Es una lástima que no hayamos visto las señales... (mirando a Hermes) aunque recientemente me han reclamado que no soy buena captando las señas, sabes que igual te hubiéramos apoyado.  Lo que no entiendo (volteándose hacia Robert) es ¿Cómo esto te molesta tanto? ¿Cómo es que pretendes jugar con nuestras vidas por la preferencia sexual de nuestro amigo?

Robert caminó de un lado a otro del estrecho porche de la casa. Movía su pistola y respiraba fuertemente. Finalmente habló.

Robert
¡Es que eso caga los planes! Todos ustedes tienen las historia escrita que yo disfruto. Intenté mezclarme en ella y por eso fue que cambiaron las cosas... por eso cambió todo. Ahora tienen que hacer que la historia vuelva a su cauce. Listen to me... listen! Alfonso está destinado a casarse con Krystal.

Continuará...