Mostrando entradas con la etiqueta puerto ordaz. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta puerto ordaz. Mostrar todas las entradas

sábado, 9 de marzo de 2013

¡Feliz cumpleaños Gabriel! (II)

SPOILER ALERT: La primera parte la pueden leer aquí.

Sino lo hacen, este texto no tendrá ningún sentido.

Ahora los dejo con la segunda parte.

¡Feliz cumpleaños, Gabriel!
(2/3)



Ana está llorando. No puede contener sus lágrimas al ver a su hermano Gabriel desparramarse en la sala de su casa con un cuchillo en la espalda y forma un charco de sangre sobre lo que era una alfombra blanca, a las 9:35 de la noche.

Ana corre a tratar de socorrer a su hermano. Pablo se apresura a cerrar la puerta de la casa. Juan Fernando trata de voltear a Gabriel. Orquídea se desmayó en los brazos de Isabel y Graciela corrió para socorrerla.

Los colores en la cara de Esteban habían huído, solo dejaron una inerte boca abierta en un rostro pálido.

ANA
¡NOOO! ¡MI HERMANO NO!

JUAN FERNANDO
¡Ana! ¡Ana! Ayúdame a voltearlo, quizás todavía respira.

Son las 9:45 y Pablo se convirtió en un testigo desde la puerta que mantiene cerrada con su cuerpo, después de haberle pasado todos los seguros. Esteban, que salió de su shock, revisa a través de la ventana a ver si hay alguien alrededor de la casa.

ANA
¡NO RESPIRA JUAN FERNANDO! NO RESPIRAAAA

Ana es arrastrada por Graciela, quien la jala de al lado de su hermano. Isabel bate su mano lo más rápido posible para que Orquídea respire. Juan Fernando le da otra vuelta al cuerpo sin vida de Gabriel y en un reflejo, saca el cuchillo de la espalda de su mejor amigo.

Isabel despierta justo en ese momento. Cuando las miradas de los invitados están puestas en la mano de Juan Fernando con el cuchillo.

ESTEBAN
¡¿Pero qué has hecho animal?! ¡Suelta el cuchillo!

El malhumorado se acerca desde la ventana a Juan Fernando, quien todavía seguía inerte con el arma blanca en la mano. Esteban lo empuja. El cuchillo cae al piso.

ESTEBAN
¿Pero tu no has visto películas suficientes? ¡Nunca debes tocar el arma homicida! ¡Cuando venga la policía verá tus huellas y creerá que tu lo mataste!

JUAN FERNANDO
Pero... pero ustedes me vieron...

PABLO
Pero nada. Para los ojos de la policía, tu lo mataste y nosotros somos tus complices.

Pablo mira el reloj, son las 10:00 de la noche. Orquídea recuperó el aliento y con ayuda de Isabel se levantó para dirigirse a Pablo.

ORQUÍDEA
¿De qué diablos hablan? Nadie aquí es complice de nadie. Aquí todos vimos lo que pasó. Gabriel entró y se desplomó frente a nosotros... con el cuchillo en la espalda.

ESTEBAN
¡No hay nadie alrededor de la casa! El asesino ya se habrá marchado. Aquí quedamos solo nosotros y somos los únicos sospechosos del caso.

Ana seguía llorando, abrazada por Graciela, cuyas lágrimas caían en el cabello de la hermana del difunto. Juan Fernando está de rodillas al lado del cadaver, tratando de sacar una ídea de su mente.

JUAN FERNANDO
¡Ya sé! Lavamos el cuchillo y se lo volvemos a colocar a Gabriel en la herida...

Ana interrumpe con un fuerte llanto.

JUAN FERNANDO
¡Pero si a él ya no le dolerá!

ESTEBAN
¡De verdad que eres bien bolsa! ¿No ves que no puedes hacer dos heridas exactas? ¡Si limpias el cuchillo vas preso más rápido por manipular evidencia, muchacho bruto!

Juan Fernando vuelve a adoptar la posición que tenía antes de hablar. 

El reloj de la sala marca las 10:09 de la noche.

Orquídea se limpia las lágrimas, respira profundo, ve hacia el techo y finalmente rompe el silencio alrededor del cadáver.

ORQUÍDEA
Entonces ¿Qué plantean los criminólogos que hagamos?

ESTEBAN
Sin ironías, señorita Orquídea, que aquí el señor Pablo y mi persona, solo somos dos contadores que vinimos a celebrar el cumpleaños de un compañero de trabajo ¿Me entendió? Lo que pasa es que parece que nuestro sentido común está más desarrollado que el del caballero aquí presente.

Juan Fernando se levanta y empuja a Esteban. Orquídea se interpone entre los dos que inician un intercambio de empujones e insultos.
Esteban toma de la camisa a Juan Fernando y este trata de imponer su físico al agarrar a su oponente por el cuello, pero Orquídea no le deja. Juan Fernando trata de zafarse de ella y la dama cae... justo al lado del cuerpo de Gabriel.

El silencio embarga la sala a las 10:21 de la noche.

Orquídea se voltea y ve el rostro apagado de su amante. No puede evitar sentir un dolor fuerte desde lo más profundo de su ser, que le estalla en sus ojos, en forma de lágrimas.

ORQUÍDEA
¡NUNCA TE PUDE DECIR LO MUCHO QUE TE AMO! ¡Y PENSAR QUE NOS LASTIMAMOS MUCHO LA ÚLTIMA VEZ QUE HABLAMOS! ¡PERDÓN! ¡PERDÓN!

La novia de Gabriel le abraza sin importar que solo sea su cuerpo sin vida, sin importar que esté sobre un charco de sangre. Entre Juan Fernando e Isabel la logran separar del cadáver.

Esteban se acerca a Pablo, quien sigue aferrado a la puerta.

ESTEBAN
Terminaron de dañar la escena. Es imposible que salgamos limpios de esta.

PABLO
La única manera de salir de esto, es... llenos de sangre.

Orquídea abraza a Ana y a Graciela. Isabel busca refugio en los brazos de Juan Fernando. Esteban (parado) y Pablo (sentado de espalda a la puerta) ven fijamente el cuerpo en medio de la sala.

Solo se escucha la manecilla del segundero, mientras que el reloj anuncia las 10:50 de la noche.

Pablo vacila, desde su posición intenta hablar. Pero las palabras no salen. Respira profundo y suelta.

PABLO
En ciertas culturas, es normal perder un miembro de la familia en presencia de otros. Es normal ver caer muerto a tu tío... tu padre... o un hermano...

Las palabras de Pablo van rodeando el ambiente. Mientras que lo escuchan, se levanta y camina hacia el cuerpo. Esteban lo acompaña.

PABLO
... Lidiar con la muerte es algo tan rutinario, que ya están acostumbrados a vivir con ella. Ya le han dado un espacio, literalmente dentro de cada miembro de la comunidad. Al final, todos somos... iguales.

Ana habla por primera vez desde que detuvo el llanto hace más de una hora. Su voz es frágil, algo ronca.

ANA
Señor Pablo, con todo mi respeto, no entiendo nada de la clase de cultura que nos está dando, sobre todo porque me distrae el cuerpo de mi hermano en el piso.

PABLO
Nadie va a salir ileso de esto. Nadie va a salir limpio de esta situación. Por lo que les digo, abracen a la muerte. Denle espacio dentro de ustedes... hagámos como esas culturas, que les decía... creo que la única manera de deshacernos del cadáver, es comiéndonoslos.

El silencio tenso ocupó la sala. Ese mismo silencio afilado que aparece justo antes de una gran tormenta. Y así mismo se rompió, con gritos de todos lados.

Ana volvió a los brazos de sus dos amigas y gritaban algo que no parecía tener sentido. Juan Fernando era contenido por Isabel y Esteban. Pablo estaba de brazos cruzados al lado del cuerpo de Gabriel.

PABLO
¡Es la única idea que he escuchado esta noche para deshacernos del cadáver! ¡Despierten niñitos! Si la policía entra por esa puerta bajo este escenario TODOS ESTAMOS PERDIDOS.

Ana volvió a llorar en silencio. Orquídea trató de decir algo pero se escucharon solo lamentos. Graciela seguía aferrada a sus amigas. Juan Fernando tenía la vista plantada en el piso.

ISABEL
Yo... yo no quiero parecer loca... como pareciera el señor Pablo ahora... pero... pero yo no quiero ir a la cárcel y haré lo que tenga que hacer para no ir al calabozo. O sea, tengo 18 años de edad y empiezo las clases de la universidad en octubre.

JUAN FERNANDO
¡Que no quieres parecer loca! ¡Pero escucha lo que dices, Isabel! Ni siquiera deberíamos estar hablando del tema. Lo que debemos hacer es llamar a la policía.

ESTEBAN
¡SIN POLICÍA, DEMONIOS! ¿Qué quieres que hagamos? ¿Enterrar el cuerpo? ¿Nos lo llevaríamos en su camioneta? ¿No crees que los vecinos sospecharían algo si vieran que Gabriel no está manejando su nave? ¿No era él así, pues? ¡Prepotente con su camionetota!

ORQUÍDEA
¡BASTA, ESTEBAN! Claro que no podemos enterrar el cuerpo... pero... pero... pero...

PABLO
¿Pero qué? ¿Ah, niñita linda? ¿Pero qué? Quiero escuchar mejores ideas y punto.

11:40 de la noche. Llevaban casi una hora de discusión, pero nadie le había podido refutar las palabras al canoso Pablo.

ISABEL
Yo.. yo... haré lo que haga la mayoría, pero por lo pronto... lo de comernos a Gabriel parece la única salida que tenemos de esto... la menos violenta... la que nos salva de la cárcel.

Graciela se separa y deja a Orquídea acariciando a Ana para tratar de calmarla.

GRACIELA
A mi me gustaría que si discutimos esta opción que no sea frente a Ana... con tal es su hermano... y...

ESTEBAN
Nadie deja esta sala hasta que hayamos tomado una decisión. 

GRACIELA
Pero... pero Esteban... lo que estamos hablando es algo ilógico... es algo...

ESTEBAN
Estamos protegiendo el futuro de todos.

GRACIELA
¡Ni siquiera me escuchas! ¡Vamos a pensarlo una hora más!

Ana estalla en un grito que deja a todos pasmados. Se levanta de al lado de Orquídea, camina al lado de su hermano y dice.

ANA
Hagámoslo... cenemos a mi hermano... No... soporto... verlo más tiempo ahí tirado. Perdóname, hermanito.

Son las 12:15 de la madrugada. Está decretado el asunto. Los invitados a la fiesta se comerán a Gabriel, unas horas después del día de su cumpleaños.

(Continuará...)

¡Feliz cumpleaños Gabriel! (I)

(INTRO) La idea original vino de la actriz Prakriti Maduro, quien nos enseñó a través de un ejercicios, las emociones que debe manejar un actor. Prakriti dividió al grupo en tres, unos que harían el inicio de la historia, otros el clímax y los terceros harían el desenlace.

La historia, que develó frente a nosotros, era TAN BUENA y emocionante, que un año después sigue en mi cabeza, creciendo como un árbol de tronco grueso. De tal magnitud fue el impacto en mi, que debí desahogarme a través de las letras que leerán a continuación.

ADVIERTO que no pretendo quedarme con la autoria de la historia, les repito, es de Prakriti Maduro, esto es solo un desahogo.

Que la disfruten...

///////////////////////////////////////////////////////

¡Feliz cumpleaños, Gabriel! 

(1/3)



Ana está emocionada. El día del cumpleaños de su hermano mayor, Gabriel, había llegado y tenía el plan perfecto para celebrar sus 21 años: una fiesta sorpresa.

Todo plan tiene un cómplice, por lo que Ana llamó desde la sala de su casa a Orquídea, la novia de Gabriel.

ANA
Orqui, tráete a Juan Fernando, tu sabes que él no se pela un cumple de mi hermano.

ORQUÍDEA
Ay, no sé Ana, ahora Gabriel y yo no estamos en nuestro mejor momento...

ANA
¿Y qué pasó, Orquídea?

ORQUÍDEA
Te cuento, anoche discutimos, durísimo, por una pendejada. Yo quería cenar sushi y el pasta. Entonces no sé que me entró que me molesté toda y le dije que si quería pasta que fuera él solo y entonces...

ANA
¡Pero si es el momento perfecto para hacer las paces, Orqui! Mira, llama a Juan Fernando y a su jefe, Pablo, él siempre le ha tenido mucho afecto a Gabo. 

ORQUÍDEA
Pero Ana...

ANA
¡Nada de peros, amiga! Diles que vengan a las 8:00 de la noche. Yo llamo a Graciela para que venga con Isabel y armamos la rumba.

ORQUÍDEA
Bueno, Ana, está bien. Yo llevo a esa gente, nos vemos a las ocho.

Orquídea termina la llamada con tedio. A Ana no se le puede borrar la sonrisa de la cara.

Y con esa misma sonrisa, barre la sala, llama a Graciela, limpia los baños, llama a Isabel, prepara pasapalos y ordena una torta por encargo.

- Fresas y melocotones, lo que le encanta a Gabriel.-

8:15 de la noche, suena el timbre de la casa de Ana y Gabriel. La única que está es la hermana menor, que entre saltos y risas, le da play al iPod para que tiemblen los portaretratos de la familia, los cuadros de araguaney y las ventanas del fino cristal.

ANA
¡Graciela! ¡Isabel! Nenas, pero que bellas están. ¿Qué trajiste Graciela?

GRACIELA
Ay, gracias Anita linda. Trajimos una botella de vino cada una, tu sabes que no aguantamos el olor a cerveza. Y el whisky, bueno, el whisky es pa' gente mayor de 30. ¿Verdad Isabel?

ISABEL
A mi me da igual, yo solo quería salir de casa, sin ofender, Anita, pero no soportaba estar en esas cuatro paredes un viernes por la noche. Ya casi daño los mp3 de "30 seconds to Mars" solo por escucharlos tan seguidos.

ANA
Cero rollo, amigas, esta noche la vamos a pasar bien. Abran ese vino entonces y empecemos a celebrar de una vez.

Ana corre a la cocina. Isabel y Graciela esperan en la sala. 

8:22 pm y se abre la puerta. Orquídea le abre la puerta de la casa de Gabriel a tres caballeros.

JUAN FERNANDO
(jalando una cava con ruedas)
¡Chama! Y tu tienes llave y todo ¡Quién diría que Gabriel sería el primero en casarse!

ORQUÍDEA
Lo dudo, Juan Fernando, eeeh... la llave me la prestó Ana, para traerlos a la fiesta.

PABLO
Gracias por pensar en nosotros para venir, Gabriel es muy querido en la oficina.

ESTEBAN
Ni tan querido.

JUAN FERNANDO
Nadie es monedita de oro y eso lo entiendo. Lo que no entiendo es que si tan mal te cae ¿Por qué viniste?

ESTEBAN
Me debe plata y le vengo a cobrar. Es todo. 

PABLO
Bueno, bueno, ya esta bien. Si quieres cobrarle el día de su cumpleaños no me interpondré. Yo tengo otros asuntos también esta noche, así que bueno, mi estadía también será corta.

Orquídea pareció no haber escuchado al señor canoso y alto que entró con ella. Sus brazos se estiraron hacia arriba al ver a Graciela.

ORQUÍDEA
¡Amigacha! ¡Que bueno que viniste!

Se abrazan y llega Ana con tres copas. Abren el vino las mujeres y los hombres sacan cervezas de la cava. 

ANA
No, manita, papá y mamá están en Curazao, les advertí que se iban a perder el cumple de Gabo, pero que va, iban soplados como alma que lleva el viento. Al parecer es un problema con las divisas en el banco. Vuelven mañana a primera hora.

GRACIELA
¡Ah! Con razón podemos armar este escándalo en tu casa. De haber estado ellos, ni por el carrizo hacíamos esto aquí.

ANA
Sí, sí, por cierto (chequea su reloj) ya son las 9:00 y Gabo debe estar por llegar en cualquier momento, me dijo que iba a pasar por la oficina a buscar el cargador del teléfono que se le quedó.

PABLO
Él se la pasa en eso. No será la primera vez que lo haga.

Ana ignora el comentario de Pablo y corre al iPod. Le pone pausa. 9:03 de la noche. El silencio toma la casa de Gabriel.

ANA
Bueno, mi gente, voy a apagar la luz. Busquen donde esconderse.

ESTEBAN
(A sí mismo)
Que pendejada...

JUAN FERNANDO
(A todo pulmón)
¡Que vacilón!

Click. Suena el switche de la luz y la sala queda a oscuras. Entra un tímido rayo desde los postes de la calle, que se cuela entre las cortinas del ventanal.

9:23 de la noche. Suena el timbre. Ana prende la luz. Grita sin abrir la puerta

ANA
¿Quién es?

Repartidor de tortas
¡Entrega de Sweet and Cakes, señora!

Ana acelera el pago y ni le dice buenas noches al muchacho. Son las 9:26 de la noche y casi está por llegar su hermano. Decide quedarse con la caja en sus manos porque no hay tiempo para llevarla a la cocina. Vuelve a apagar la luz.

ANA
Recuerden gritar cuando él prenda la luz, no antes.

JUAN FERNANDO
¡Gabo no sabe la que le espera!

Todos ríen en la oscuridad de la sala. Excepto Esteban. Todos detrás de los muebles blancos que compró la mamá de Gabriel en una popular tienda por departamentos.

Nadie habla. Pero todos sonríen. Juan Fernando bebe una cerveza. A Orquídea le pican las manos de volver a abrazar a Gabriel. Pablo tiene una sonrisa de oreja a oreja. Esteban mira el reloj con impaciencia. Isabel disfruta del vino y observa el techo. Graciela ríe a voz baja con Ana, quien hace su mejor esfuerzo para mantenerse en un solo lugar.

Son las 9:31 de la noche. Una luz proviene desde la calle e ilumina la sala por un segundo.Son las potentes luces de la camioneta de Gabriel. Se escucha bajándose del carro. Suenan las llaves. 

Todas las miradas están clavadas en el pomo de la puerta, que se mueve lentamente. Con la misma velocidad, se abre la puerta, que deja entrar la luz de la calle y se ve la figura de Gabriel, quien enciende el switche.

TODOS
¡SORPRESA!

Gabriel no responde. Ni siquiera tiene los ojos abiertos. Caen la llaves al suelo. El cumpleañero se desploma en medio de la sala con un cuchillo en la espalda.

9:33 de la noche. Gabriel está muerto.

(Continuará...)

miércoles, 21 de octubre de 2009

Dama del Comedor


Su vestido floreado estaba rasgado en el entrepierna. Sus manos estaban tendidas sin vida, al igual que el resto de su cuerpo. La piel blanca brillaba en la oscuridad, al contrario de los ojos fijos en el techo. La melena enrulada se extendía alrededor de su cabeza.

Sus piernas estaban ligeramente abiertas y sus rodillas algo flexionadas. La laguna de sangre a su alrededor acompañaban la terrible imagen en medio de una cocina oscura. Su estomago estaba agujereado y alrededor tenía una aureola roja.

-¿Mamá? ¿Estás ahí? – dijo una temblorosa voz que abrió la puerta principal de la casa. Una mujer alta de cabello amarillo, piel blanca y de ojos enormes caminaba en el silencio del recinto. Su mano derecha se acercó al interruptor de luz más cercano. No hubo respuesta.

- ¿Mamá? Soy yo, Samanta.- volvió a decir la joven, apretando sus manos a su bolso.- ¡Estoy llegando! ¡No me fuiste a buscar al aeropuerto! – habló alto, pero no tuvo respuesta.

Caminando entre los muebles blancos de la sala, la luz de la luna entraba tímidamente por el ventanal de pared completa, justo frente a la entrada principal. Sus pasos estaban llenos de dudas y así caminaba hacia su izquierda, donde estaba la cocina.

Desde la puerta vio unos pies en el suelo. No quiso seguir avanzando y comenzó a ir hacia atrás, sin ver su destino.

Unas manos la agarraron por sus hombros. Samanta gritó, volteó sobre sus tobillos para ver a quien le había sorprendido.

- ¡Hija! ¡Cálmate! Soy yo – habló una señora pelirroja de pequeño tamaño mientras sostenía a Samanta.
Un hombre calvo con ojos de huevo frito estaba su lado. Su bigote tapaba su boca.

-¡HAY ALGUIEN EN LA COCINA! ¡HAY ALGUIEN EN LA COCINA! ¡HAY ALGUIEN TENDIDO EN LA COCINA- chilló la asustada joven.

El padre fue a chequear, mientras que las mujeres se quedaron abrazadas en la sala.

-Sí, hay alguien. Llamen a la policía. Yo iré a arreglar el breker, al parecer se volvió a caer.- dijo con voz de resignado el hombre calvo, mientras caminaba apresuradamente hacia el fondo de la casa. En pocos segundos había luz en todo el recinto.

- ¿Policía? Quiero reportar que hay una persona muerta en mi cocina… sí… carrera Pekín de Villa Asia… los espero – trancó la bocina la mujer.

- ¿La conoce? – dijo un hombre pequeño, vestido de chaqueta elegante y corbata.

- No, como le dije, nunca la habíamos visto.- respondió el calvo de bigotes, abrazando a su familia. Samanta no dejaba de llorar, su madre la consolaba.

El detective avanzó hacia la cocina, donde había una persona de lentes examinando el cuerpo, a su lado, una mujer tomaba fotos sin parar, desde todos los angulos.

- ¿Qué te parece, Grissom? – preguntó el policía.

- No será, Las Vegas – dice el funcionario quitándose los lentes y manteniéndose agachado al lado del cadáver. – Pero en Puerto Ordaz, también hay muertes.-

Who are you… who, who – who, who...

CSI: Ciudad Guayana, más muertos... más calor.

mynameisteo@yahoo.com