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lunes, 3 de agosto de 2015

Asesinato Primavera Verano


"Asesinato Primavera Verano", un cortometraje que te hará reir con las técnicas más efectivas del fashion crime.

Cortometraje grabado con FiLMiC Pro en iPhone 6, en mayo de 2015. Barcelona, España.

Actuan:
Núria Molinos como Leire
Aïda Bellet como Jenny
Aminta Carillo como Florian

Equipo técnico:
Miguel Pazymiño en sonido
Angelo Nigro en la edición
Maria Elena Jansen con las ilustraciones
Tariq Porter en la asistencia de dirección
Teo Jansen con la dirección y el guión


Esta semana es su estreno en Venezuela. No te olvides de comentar tus expresiones al twitter @mynameisteo y dale "like" a la página de Facebook.

domingo, 22 de febrero de 2015

Big Eyes


Ella mantenía su concentración en una pieza de ropa que acomodaba en la vitrina. Él mantenía su concentración sobre ella desde la caja. Tanto la veía que el cliente que entró en la puerta tuvo que hablarle tres veces hasta que respondiera.

- ¿Lo tienes?

- ¡Ah! Perdón ¡Hola!

- ¡Hola! Los zapatos ¿Los tienes en talla más grande?

- Emmmm, no, no. Lo siento.

El cliente se volteó y vociferó algo. Ella se rió del cliente. Él rió con ella buscando complicidad.

- ¿Qué le pasó?

- Nada. No sé la verdad. Yo... voy a tomar agua-

- Anda-

Él salió por la puerta de atrás de la tienda, encendió un cigarro y disfrutó cada bocanada. Aunque en su mente todavía tenía la imagen de esos grandes ojos negros que le habían hipnotizado. De esa chica de brazo tatuado que le había enganchado. De ese cabello negro que caía sobre la piel blanca.

Terminó el cigarro, volvió a la tienda.

Ahí estaba ella, con sus grandes ojos viendo al vacío. Yacía sobre un charco de sangre. Sobre ella estaba parado El Cliente, mostrando sus dientes, con su mirada en él. Viéndole fijamente con un hacha que goteaba sangre.

- ¿Ahora sí tengo tu atención?

Él estaba paralizado del miedo. El cliente caminó hacia él con su hacha en mano.

Pronto él y ella estarán juntos de nuevo.

@mynameisteo

sábado, 9 de marzo de 2013

¡Feliz cumpleaños Gabriel! (II)

SPOILER ALERT: La primera parte la pueden leer aquí.

Sino lo hacen, este texto no tendrá ningún sentido.

Ahora los dejo con la segunda parte.

¡Feliz cumpleaños, Gabriel!
(2/3)



Ana está llorando. No puede contener sus lágrimas al ver a su hermano Gabriel desparramarse en la sala de su casa con un cuchillo en la espalda y forma un charco de sangre sobre lo que era una alfombra blanca, a las 9:35 de la noche.

Ana corre a tratar de socorrer a su hermano. Pablo se apresura a cerrar la puerta de la casa. Juan Fernando trata de voltear a Gabriel. Orquídea se desmayó en los brazos de Isabel y Graciela corrió para socorrerla.

Los colores en la cara de Esteban habían huído, solo dejaron una inerte boca abierta en un rostro pálido.

ANA
¡NOOO! ¡MI HERMANO NO!

JUAN FERNANDO
¡Ana! ¡Ana! Ayúdame a voltearlo, quizás todavía respira.

Son las 9:45 y Pablo se convirtió en un testigo desde la puerta que mantiene cerrada con su cuerpo, después de haberle pasado todos los seguros. Esteban, que salió de su shock, revisa a través de la ventana a ver si hay alguien alrededor de la casa.

ANA
¡NO RESPIRA JUAN FERNANDO! NO RESPIRAAAA

Ana es arrastrada por Graciela, quien la jala de al lado de su hermano. Isabel bate su mano lo más rápido posible para que Orquídea respire. Juan Fernando le da otra vuelta al cuerpo sin vida de Gabriel y en un reflejo, saca el cuchillo de la espalda de su mejor amigo.

Isabel despierta justo en ese momento. Cuando las miradas de los invitados están puestas en la mano de Juan Fernando con el cuchillo.

ESTEBAN
¡¿Pero qué has hecho animal?! ¡Suelta el cuchillo!

El malhumorado se acerca desde la ventana a Juan Fernando, quien todavía seguía inerte con el arma blanca en la mano. Esteban lo empuja. El cuchillo cae al piso.

ESTEBAN
¿Pero tu no has visto películas suficientes? ¡Nunca debes tocar el arma homicida! ¡Cuando venga la policía verá tus huellas y creerá que tu lo mataste!

JUAN FERNANDO
Pero... pero ustedes me vieron...

PABLO
Pero nada. Para los ojos de la policía, tu lo mataste y nosotros somos tus complices.

Pablo mira el reloj, son las 10:00 de la noche. Orquídea recuperó el aliento y con ayuda de Isabel se levantó para dirigirse a Pablo.

ORQUÍDEA
¿De qué diablos hablan? Nadie aquí es complice de nadie. Aquí todos vimos lo que pasó. Gabriel entró y se desplomó frente a nosotros... con el cuchillo en la espalda.

ESTEBAN
¡No hay nadie alrededor de la casa! El asesino ya se habrá marchado. Aquí quedamos solo nosotros y somos los únicos sospechosos del caso.

Ana seguía llorando, abrazada por Graciela, cuyas lágrimas caían en el cabello de la hermana del difunto. Juan Fernando está de rodillas al lado del cadaver, tratando de sacar una ídea de su mente.

JUAN FERNANDO
¡Ya sé! Lavamos el cuchillo y se lo volvemos a colocar a Gabriel en la herida...

Ana interrumpe con un fuerte llanto.

JUAN FERNANDO
¡Pero si a él ya no le dolerá!

ESTEBAN
¡De verdad que eres bien bolsa! ¿No ves que no puedes hacer dos heridas exactas? ¡Si limpias el cuchillo vas preso más rápido por manipular evidencia, muchacho bruto!

Juan Fernando vuelve a adoptar la posición que tenía antes de hablar. 

El reloj de la sala marca las 10:09 de la noche.

Orquídea se limpia las lágrimas, respira profundo, ve hacia el techo y finalmente rompe el silencio alrededor del cadáver.

ORQUÍDEA
Entonces ¿Qué plantean los criminólogos que hagamos?

ESTEBAN
Sin ironías, señorita Orquídea, que aquí el señor Pablo y mi persona, solo somos dos contadores que vinimos a celebrar el cumpleaños de un compañero de trabajo ¿Me entendió? Lo que pasa es que parece que nuestro sentido común está más desarrollado que el del caballero aquí presente.

Juan Fernando se levanta y empuja a Esteban. Orquídea se interpone entre los dos que inician un intercambio de empujones e insultos.
Esteban toma de la camisa a Juan Fernando y este trata de imponer su físico al agarrar a su oponente por el cuello, pero Orquídea no le deja. Juan Fernando trata de zafarse de ella y la dama cae... justo al lado del cuerpo de Gabriel.

El silencio embarga la sala a las 10:21 de la noche.

Orquídea se voltea y ve el rostro apagado de su amante. No puede evitar sentir un dolor fuerte desde lo más profundo de su ser, que le estalla en sus ojos, en forma de lágrimas.

ORQUÍDEA
¡NUNCA TE PUDE DECIR LO MUCHO QUE TE AMO! ¡Y PENSAR QUE NOS LASTIMAMOS MUCHO LA ÚLTIMA VEZ QUE HABLAMOS! ¡PERDÓN! ¡PERDÓN!

La novia de Gabriel le abraza sin importar que solo sea su cuerpo sin vida, sin importar que esté sobre un charco de sangre. Entre Juan Fernando e Isabel la logran separar del cadáver.

Esteban se acerca a Pablo, quien sigue aferrado a la puerta.

ESTEBAN
Terminaron de dañar la escena. Es imposible que salgamos limpios de esta.

PABLO
La única manera de salir de esto, es... llenos de sangre.

Orquídea abraza a Ana y a Graciela. Isabel busca refugio en los brazos de Juan Fernando. Esteban (parado) y Pablo (sentado de espalda a la puerta) ven fijamente el cuerpo en medio de la sala.

Solo se escucha la manecilla del segundero, mientras que el reloj anuncia las 10:50 de la noche.

Pablo vacila, desde su posición intenta hablar. Pero las palabras no salen. Respira profundo y suelta.

PABLO
En ciertas culturas, es normal perder un miembro de la familia en presencia de otros. Es normal ver caer muerto a tu tío... tu padre... o un hermano...

Las palabras de Pablo van rodeando el ambiente. Mientras que lo escuchan, se levanta y camina hacia el cuerpo. Esteban lo acompaña.

PABLO
... Lidiar con la muerte es algo tan rutinario, que ya están acostumbrados a vivir con ella. Ya le han dado un espacio, literalmente dentro de cada miembro de la comunidad. Al final, todos somos... iguales.

Ana habla por primera vez desde que detuvo el llanto hace más de una hora. Su voz es frágil, algo ronca.

ANA
Señor Pablo, con todo mi respeto, no entiendo nada de la clase de cultura que nos está dando, sobre todo porque me distrae el cuerpo de mi hermano en el piso.

PABLO
Nadie va a salir ileso de esto. Nadie va a salir limpio de esta situación. Por lo que les digo, abracen a la muerte. Denle espacio dentro de ustedes... hagámos como esas culturas, que les decía... creo que la única manera de deshacernos del cadáver, es comiéndonoslos.

El silencio tenso ocupó la sala. Ese mismo silencio afilado que aparece justo antes de una gran tormenta. Y así mismo se rompió, con gritos de todos lados.

Ana volvió a los brazos de sus dos amigas y gritaban algo que no parecía tener sentido. Juan Fernando era contenido por Isabel y Esteban. Pablo estaba de brazos cruzados al lado del cuerpo de Gabriel.

PABLO
¡Es la única idea que he escuchado esta noche para deshacernos del cadáver! ¡Despierten niñitos! Si la policía entra por esa puerta bajo este escenario TODOS ESTAMOS PERDIDOS.

Ana volvió a llorar en silencio. Orquídea trató de decir algo pero se escucharon solo lamentos. Graciela seguía aferrada a sus amigas. Juan Fernando tenía la vista plantada en el piso.

ISABEL
Yo... yo no quiero parecer loca... como pareciera el señor Pablo ahora... pero... pero yo no quiero ir a la cárcel y haré lo que tenga que hacer para no ir al calabozo. O sea, tengo 18 años de edad y empiezo las clases de la universidad en octubre.

JUAN FERNANDO
¡Que no quieres parecer loca! ¡Pero escucha lo que dices, Isabel! Ni siquiera deberíamos estar hablando del tema. Lo que debemos hacer es llamar a la policía.

ESTEBAN
¡SIN POLICÍA, DEMONIOS! ¿Qué quieres que hagamos? ¿Enterrar el cuerpo? ¿Nos lo llevaríamos en su camioneta? ¿No crees que los vecinos sospecharían algo si vieran que Gabriel no está manejando su nave? ¿No era él así, pues? ¡Prepotente con su camionetota!

ORQUÍDEA
¡BASTA, ESTEBAN! Claro que no podemos enterrar el cuerpo... pero... pero... pero...

PABLO
¿Pero qué? ¿Ah, niñita linda? ¿Pero qué? Quiero escuchar mejores ideas y punto.

11:40 de la noche. Llevaban casi una hora de discusión, pero nadie le había podido refutar las palabras al canoso Pablo.

ISABEL
Yo.. yo... haré lo que haga la mayoría, pero por lo pronto... lo de comernos a Gabriel parece la única salida que tenemos de esto... la menos violenta... la que nos salva de la cárcel.

Graciela se separa y deja a Orquídea acariciando a Ana para tratar de calmarla.

GRACIELA
A mi me gustaría que si discutimos esta opción que no sea frente a Ana... con tal es su hermano... y...

ESTEBAN
Nadie deja esta sala hasta que hayamos tomado una decisión. 

GRACIELA
Pero... pero Esteban... lo que estamos hablando es algo ilógico... es algo...

ESTEBAN
Estamos protegiendo el futuro de todos.

GRACIELA
¡Ni siquiera me escuchas! ¡Vamos a pensarlo una hora más!

Ana estalla en un grito que deja a todos pasmados. Se levanta de al lado de Orquídea, camina al lado de su hermano y dice.

ANA
Hagámoslo... cenemos a mi hermano... No... soporto... verlo más tiempo ahí tirado. Perdóname, hermanito.

Son las 12:15 de la madrugada. Está decretado el asunto. Los invitados a la fiesta se comerán a Gabriel, unas horas después del día de su cumpleaños.

(Continuará...)

miércoles, 21 de octubre de 2009

Dama del Comedor


Su vestido floreado estaba rasgado en el entrepierna. Sus manos estaban tendidas sin vida, al igual que el resto de su cuerpo. La piel blanca brillaba en la oscuridad, al contrario de los ojos fijos en el techo. La melena enrulada se extendía alrededor de su cabeza.

Sus piernas estaban ligeramente abiertas y sus rodillas algo flexionadas. La laguna de sangre a su alrededor acompañaban la terrible imagen en medio de una cocina oscura. Su estomago estaba agujereado y alrededor tenía una aureola roja.

-¿Mamá? ¿Estás ahí? – dijo una temblorosa voz que abrió la puerta principal de la casa. Una mujer alta de cabello amarillo, piel blanca y de ojos enormes caminaba en el silencio del recinto. Su mano derecha se acercó al interruptor de luz más cercano. No hubo respuesta.

- ¿Mamá? Soy yo, Samanta.- volvió a decir la joven, apretando sus manos a su bolso.- ¡Estoy llegando! ¡No me fuiste a buscar al aeropuerto! – habló alto, pero no tuvo respuesta.

Caminando entre los muebles blancos de la sala, la luz de la luna entraba tímidamente por el ventanal de pared completa, justo frente a la entrada principal. Sus pasos estaban llenos de dudas y así caminaba hacia su izquierda, donde estaba la cocina.

Desde la puerta vio unos pies en el suelo. No quiso seguir avanzando y comenzó a ir hacia atrás, sin ver su destino.

Unas manos la agarraron por sus hombros. Samanta gritó, volteó sobre sus tobillos para ver a quien le había sorprendido.

- ¡Hija! ¡Cálmate! Soy yo – habló una señora pelirroja de pequeño tamaño mientras sostenía a Samanta.
Un hombre calvo con ojos de huevo frito estaba su lado. Su bigote tapaba su boca.

-¡HAY ALGUIEN EN LA COCINA! ¡HAY ALGUIEN EN LA COCINA! ¡HAY ALGUIEN TENDIDO EN LA COCINA- chilló la asustada joven.

El padre fue a chequear, mientras que las mujeres se quedaron abrazadas en la sala.

-Sí, hay alguien. Llamen a la policía. Yo iré a arreglar el breker, al parecer se volvió a caer.- dijo con voz de resignado el hombre calvo, mientras caminaba apresuradamente hacia el fondo de la casa. En pocos segundos había luz en todo el recinto.

- ¿Policía? Quiero reportar que hay una persona muerta en mi cocina… sí… carrera Pekín de Villa Asia… los espero – trancó la bocina la mujer.

- ¿La conoce? – dijo un hombre pequeño, vestido de chaqueta elegante y corbata.

- No, como le dije, nunca la habíamos visto.- respondió el calvo de bigotes, abrazando a su familia. Samanta no dejaba de llorar, su madre la consolaba.

El detective avanzó hacia la cocina, donde había una persona de lentes examinando el cuerpo, a su lado, una mujer tomaba fotos sin parar, desde todos los angulos.

- ¿Qué te parece, Grissom? – preguntó el policía.

- No será, Las Vegas – dice el funcionario quitándose los lentes y manteniéndose agachado al lado del cadáver. – Pero en Puerto Ordaz, también hay muertes.-

Who are you… who, who – who, who...

CSI: Ciudad Guayana, más muertos... más calor.

mynameisteo@yahoo.com