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El tono de la carcajada rechinó dentro del oído de los muchachos adentro de la casa. En la puerta del cuarto de Julia, los cuatros fijaron las miradas los unos a los otros. Armando todavía tenía su mano en el pomo de la puerta de su hermana, sin saber que hacer exactamente llevó su mirada hacia la sala.
Krystal entró al cuarto de Julia. Los nervios volvieron a ella, temblaba y le agarraba las manos a su amiga. Hermes trataba de secarse la cara lo más pronto posible sin que Armando y Krystal lo vieran. Pero no hacía falta, todos habían puesto sus ojos en el frente de la casa.
La carcajada volvió a sonar.
Armando
Dejé la tarjeta del policía en mis pantalones, voy a buscarlo para...
El morocho fue interrumpido por una voz familiar desde afuera.
Rafaela
¡Muchachos! ¡Abran!
Los cuatro amigos se observaron unos a otros.
Julia
¡Esa es Rafaela!
Armando
Sí... está allá afuera. Mejor vamos... ¡Rápido!
Sin pensar mucho, los cuatro amigos corrieron hacia la sala. Julia abrió la puerta de madera y lo que vieron les dejó paralizados. Hermes abrió la boca y los ojos. Krystal apretó sus labios para no llorar, pero no pudo evitar que le saliera una lágrima. Armando llevaba su mirada de un lado a otro sin decir nada. Julia estaba congelada desde que abrió la puerta.
Rafaela estaba acompañada por un hombre que le llegaba a su hombro. De cabello largo y amarillo, cachetes redondos, pero de contextura delgada, ojos claros y con una sonrisa de oreja a oreja. En su mano izquierda tenía una pistola que apuntaba a la cabeza de Rafaela, quien tenía un ojo morado y salía una línea de sangre desde su nariz.
El desconocido vestía una franela negra y unos pantalones militares oscuros. Sus botas negras apenas se veían detrás del portón.
Desconocido
¿No le van a abrir el portón a su amiga?
Posteriormente soltó otra carcajada. Armando estuvo a punto de volver a entrar a la casa.
Desconocido
Si alguien se mueve les vuelos los sesos a Rafaela... ¡Ah! Y también tengo a Alfonso. Así que mejor... no inventen. Abranle a su amiga, vale.
Rafaela
¡No le hagan caso a este...!
Rafaela fue interrumpida por un rodillazo del secuestrador directo al estómago. Krystal y Julia pegaron un grito.
Desconocido
Shh.... No hagan bulla... pueden despertar a un vecino (otra vez la risa) ¡Abran!
Los amigos estaban congelados. Nadie parecía entender la situación. El desconocido reviró los ojos y dio las instrucciones desde afuera de la casa.
Desconocido
¿Es qué no entienden lo que les digo? Mira, tu, Armando, abre la bendita puerta de una vez. Los demás, se me van sentando como buenos amiguitos en la escalera. Gracias.
Julia era quien tenía la llave, no podía evitar temblar sin control, su hermano la intentó tranquilizar.
Armando
Tenemos que hacer lo que dice. Dame las llaves, Julia.
Aunque hubiera querido, Julia no podía moverse. Armando se la quitó de sus manos y caminó hacia la puerta. Al abrir el portón, el secuestrador empujó a Rafaela hacia adentro y golpeó a Armando con la pistola. El morocho cayó en la escalera.
Krystal salió de su shock y le reclamó al no invitado.
Krystal (corriendo a agarrar a Rafaela)
Ya abrimos la puerta, vale, no hace falta tanta violencia, vale... mira, te damos las llaves de los carros, lo que quieras, pero deja la golpeadera vale.
Desconocido (gritando)
No. No me digas que hacer, Krystal
Krystal
¿Y cómo sabes nuestros nombres?
Desconocido
Sé mucho de ustedes, mucho más de lo que creen.
Como si fuera un saco de papas, el recién llegado soltó a un inconsciente Alfonso, quien estaba atado de manos y pies, en las escaleras. Justo al lado de Armando que se estaba recuperando, agarró las llaves que estaban en la puerta aún y la metió en su bolsillo derecho. Apuntando, subió las escaleras y llevó a Hermes y a Julia a que acompañaran al grupo.
El desconocido se mantuvo apuntando su pistola desde el porsche de la casa. Viendo a cada uno de los muchachos. Luego llevó su mirada para los lados, hacia la casa y el techo.
Desconocido
Así que... esta es la casa de los morochos. ¡Wow! This is amazing
Rió una vez más. Krystal le limpiaba la sangre a Rafaela con su franela y Armando trataba de acomodar a Alfonso a su lado en la escalera, e intentaba revivir a su amigo, pero sin éxito todavía. Le daba unas pequeñas cachetadas para ver si reaccionaba.
El extraño vio su reloj y comentó.
Desconocido
El grandote despertará en unos... seis minutos... Así que no gastes energía en tratar de revivirlo todavía, Armando.
Armando (hartándose del asunto)
Si me vas a llamar por mi nombre, al menos dime el tuyo
Desconocido
¡Vaya! pero si ahora sí les interesa mi nombre. Después de todos estos años en que me ignoraron, ahora quieres saber quien soy yo, fucking idiot.
Krystal
Respete por favor, aquí nadie se ha metido con usted para que nos tenga así.
Desconocido
Tienes razón, Krystal. Ciertamente ustedes nunca se han metido conmigo, ni siquiera me han hablado, es más pareciera que para ustedes yo no existiría ¡Nadie existe para ustedes!
Krystal
¿De qué habla, señor?
Desconocido
¡De la secundaria! Esa linda fase en la que ustedes vivieron un color de rosa, pero lo mio fue un agujero negro. Hicieron su grupito y me ignoraron, intenté jugar con ustedes y me dejaron por fuera, ni siquiera quisieron escuchar las respuestas en los exámenes que les intenté dar... Not even that!
El silencio se apoderó del lugar una vez más.
Desconocido
¡Ni siquiera tienen idea de lo que les estoy hablando! You idiots!
Armando levantó las manos y habló con un tono conciliador.
Armando
Esta bien, esta bien, somos unos egoístas introvertidos, pero si nos dijeras tu nombre, quizás supiéramos exactamente que hicimos mal.
Desconocido
Está bien...
El extraño bajó la pistola un segundo y se agarró el cabello con una cola de caballo para que pudieran apreciar mejor su rostro. Su sonrisa ya no parecía malévola sino de orgullo.
Desconocido
Mi nombre es Robert Harrigan... Estudié con ustedes séptimo y octavo.
Hermes
Claro... yo te recuerdo. Eras bastante callado... y mucho más gordo.
Robert
¡Gracias! Thank you very much, Hermes. Seguro me recuerdas porque hicimos un trabajo de biología en el segundo lapso de octavo grado.
Hermes
Viejo, pero estamos hablando de hace 17 años ¿Cómo pretendes de que me acuerde de algo así?
El desconocido vociferó muchas cosas, la mayoría sin sentido y en inglés. Movió su arma de un lado a otro y se detuvo apuntándole al grupo de amigos. Todos parecían congelados, excepto Alfonso que se movió.
Alfonso
¿Dónde...? ¿Dónde estoy?... (abrió los ojos por completo) ¡Tu! ¡Hijo de puta! ¿Qué nos has hecho? ¿Están bien?
Robert
¡Y despertó el que me ha cagado los planes! Ladies and gentlemen: Alfonso. El gran amigo de ustedes que ha decidido cagarles la vida. ¡Un aplauso por favor!
Robert aplaude como si se tratara de una opera. Nadie entiende lo que pasa, Alfonso lucha por quitarse las cuerdas pero es en vano.
Robert
That's right, my friends. El amigo que tiene un secreto que compartir con ustedes, ese secreto que no les ha contado a ustedes... porque ¿Acaso no se preguntan por qué Alfonso no le habla a su familia?
Alfonso rompió a llorar. Los demás se quedaron en silencio. Julia intentó acercarse para consolar a su amigo, pero fue detenido por la punta de la pistola de Robert.
Robert
Atrás, Julia... además, no le gustaría que la consolaras tu... quizás sí tu hermano ( y echo a reir)
Alfonso
No tienes ningún derecho a hacer esto, Robert. Déjanos en paz. Si tu problema es conmigo, solucionalo conmigo.
Julia
Y cualquier problema que tengas, Alfonso, tu sabes que no nos echaremos para atrás. Que somos tus amigos.
Krystal
Y sea lo que sea que diga este loco, nosotros te apoyamos a ti.
La carcajada diabólica de Robert interrumpió la conversación, luego recobró su vista hacia el grupo de secuestrados.
Robert
Me van a hacer llorar... Resulta, que su vida perfecta... que este hermoso grupo lleno de armonía, que tenían un futuro brillante... your friend Alfonso, lo arruinó.
Armando
Bueno, ya déjate de pendejadas, Robert, tu no eres nadie para decidir el futuro de nosotros.
Robert
¡Te equivocas! El destino de ustedes ya está escrito. Yo lo he podido leer y cada noche, cada vez que pasaba con mi carro por enfrente de esta casa y los veía desde la calle, disfrutaba de una nueva escena. La primera vez fue hace como cinco años. Yo había vuelto a la ciudad después de haber estado con mi padre en el extranjero. Manejé en mi camioneta y al pasar por esta plaza vi a la derecha y ahí estaban reunidos.
A la primera que reconocí fue a Krystal ¡Más hermosa que nunca! Su cabellera roja me hizo voltear y reconocí al resto. Di como cinco vueltas para verlos bien. Ustedes ni se dieron cuenta.
El terror apareció en la cara de cada uno de los amigos mientras escuchaban el relato de Robert. Alfonso lloraba en silencio. Rafaela apenas podía ver por el ojo que tenía morado. Armando veía hacia todas partes.
Robert
Tampoco se dieron cuenta cuando empecé a venir cada jueves, viernes y sábado y me estacionaba con mi camioneta frente a la casa. En la acera de la plaza. Ahí disfrutaba de cada noche con ustedes... me acuerdo aquella vez que tuvieron que llevarse a Hermes entre dos porque se había rascado. O cuando Rafaela les mojó a todos con la manguera en pleno carnaval... o la vez que Julia preparó un pollo inscrutado en una lata de cerveza en la parrilla del frente de la casa. De verdad que disfruté cada momento con ustedes. Por lo que después de dos años, decidí a que tenía que entrar al grupo. Intentar una vez más que me hablaran, ser parte de su familia. Pero ¿Cómo lo iba a hacer? ¡Ahí fue cuando averigüe la vida de cada uno de ustedes! Los seguí a la universidad, luego a sus trabajos y ahí vi mi oportunidad: Alfonso.
Armando
Todavía no entendemos nada. Al menos ten la decencia de ir al fondo del asunto.
Robert disparó en el hombro a Armando. Krystal saltó desde el lado de Rafaela y agarró a Armando antes de que se cayera. Julia abrazó a su hermano. Hermes se quitó la franela y le hizo un torniquete en el hombro a su amigo.
Robert
El próximo que me interrumpa le metó una bala en la cabeza.
Hermes
¡Estás loco, Robert! Mátanos de una vez si eso es lo que quieres.
Robert
¡No! Quiero ser parte del grupo pero ustedes no me dejan... en fin... empecé a ir al gimnasio donde trabaja Alfonso y empecé a buscarle para que fuera mi instructor. Él me atendió muy bien y me di cuenta de que no me recordaba... en fin... el día en que estábamos entrando en confianza, esperé a que fuera al baño del gimnasio para buscarle conversación... pero ahí estaba...
Alfonso
Por favor... no le digas...
Robert (ignorando los sollozos de Alfonso)
... con otro hombre... kissing each other! Cayéndose a latas. Besándose sin remordimiento.
Todos fijaron su mirada en Robert, luego en Alfonso.
Robert caminó de un lado a otro del estrecho porche de la casa. Movía su pistola y respiraba fuertemente. Finalmente habló.
Continuará...
Krystal
Amigo... ¿Eres gay?
Alfonso
Sí...
Krystal
¿Y por qué no nos habías dicho nada, tonto?
Alfonso
Lo intenté. Pero no quería pasar lo que pasó con mi familia. Ellos... ellos no lo entendieron... pensé que ustedes no lo entenderían y tampoco lo quise averiguar.
Julia
Pero, Alfonso, tu sabes que nosotros te queremos y que te apoyaremos siempre. Es una lástima que no hayamos visto las señales... (mirando a Hermes) aunque recientemente me han reclamado que no soy buena captando las señas, sabes que igual te hubiéramos apoyado. Lo que no entiendo (volteándose hacia Robert) es ¿Cómo esto te molesta tanto? ¿Cómo es que pretendes jugar con nuestras vidas por la preferencia sexual de nuestro amigo?
Robert caminó de un lado a otro del estrecho porche de la casa. Movía su pistola y respiraba fuertemente. Finalmente habló.
Robert
¡Es que eso caga los planes! Todos ustedes tienen las historia escrita que yo disfruto. Intenté mezclarme en ella y por eso fue que cambiaron las cosas... por eso cambió todo. Ahora tienen que hacer que la historia vuelva a su cauce. Listen to me... listen! Alfonso está destinado a casarse con Krystal.
Continuará...
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